México, debido a su ubicación geográfica, se encuentra continuamente expuesto a eventos sísmicos. Recientemente, un sismo de magnitud 4.0 en Oaxaca ha activado la atención del país. En este artículo, exploraremos los detalles de este temblor y la importancia de la preparación para afrontar estos fenómenos naturales.
El Servicio Sismológico Nacional (SSN) reportó un sismo de magnitud 4.0 en las cercanías de Pinotepa Nacional el 17 de febrero a las 16:23 hora del centro (22:23 UTC). El epicentro se ubicó a 76 km al suroeste de la ciudad de Oaxaca, con una profundidad de 6.5 km.
Ante la posibilidad de actividad sísmica significativa, el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) hace un llamado a la precaución. Se insta a la población a no caer en rumores y obtener información solo de fuentes oficiales. Además, se recuerda la importancia de revisar los hogares en busca de daños después de un terremoto, usar el teléfono solo en casos de emergencia y seguir medidas de seguridad específicas.
México ha enfrentado terremotos históricos, como el devastador evento de 1985 y el más reciente en 2017. Aunque estos son los más recordados, no son los de mayor magnitud en la historia del país. En 1787, un terremoto en Oaxaca con una magnitud de 8.6 y un posterior tsunami causaron estragos.
El Centro de Instrumentación y Registro Sísmico (Cires) sugiere que el país podría enfrentar eventos similares en el futuro, especialmente en la Brecha de Guerrero. Estudios indican la posibilidad de terremotos de gran magnitud en la región entre las costas de México y Centroamérica.
La reciente actividad sísmica incluyó un sismo de 5.0 en Guerrero, activando la alerta sísmica en la Ciudad de México. El presidente, Andrés Manuel López Obrador, confirmó la falta de daños significativos. Autoridades de Guerrero y Ciudad de México también descartaron alteraciones en el mar y daños estructurales.