El número de niños desplazados por conflictos en 2023 ha superado los 50 millones, marcando una cifra histórica, según el informe de Save The Children. Esta estadística, que se ha duplicado desde 2010, refleja una situación crítica que afecta principalmente a Sudán, Somalia, República Democrática del Congo (RDC), Afganistán, Birmania, Ucrania, Etiopía, Sudán del Sur, la Franja de Gaza, Turquía y Siria, identificadas como las diez mayores crisis del año pasado.
La directora humanitaria Global de Save the Children, Gabriella Waaijman, destaca que una de cada 73 personas en el mundo vive lejos de su hogar debido al desplazamiento forzoso, ya sea por conflictos o desastres climáticos. Los desplazamientos múltiples, especialmente en lugares como Gaza, Siria y RDC, se han convertido en la norma, afectando negativamente a los niños, quienes enfrentan la pérdida de acceso a servicios básicos y corren el riesgo de involucrarse en actividades peligrosas.
Aunque las cifras son abrumadoras, Save The Children resalta que cada niño desplazado es mucho más que un número. Son testigos de violencia y destrucción, enfrentando la pérdida de hogar, acceso a atención médica, educación, alimentación y seguridad. La crisis de desplazamiento infantil lleva consigo el riesgo de que los niños se involucren en actividades peligrosas como la delincuencia, el trabajo infantil, la explotación sexual o incluso la incorporación a grupos armados.
A pesar de la magnitud de la crisis, Save The Children destaca que la infancia sigue siendo "invisible" en los datos sobre desplazamientos, dificultando la comprensión de sus necesidades y la identificación de respuestas políticas y programáticas adecuadas.
Las crisis en Sudán, Somalia y la Franja de Gaza han contribuido significativamente al aumento del desplazamiento infantil. La guerra en Sudán, los enfrentamientos en Somalia y los ataques en Gaza han llevado a que millones de niños abandonen sus hogares, enfrentándose a condiciones precarias y riesgos constantes.
La situación en 2023 ha sido especialmente crítica, con más de 10 millones de niños desplazados solo en estos territorios, promediando aproximadamente 29,000 menores trasladados por día. Es importante señalar que estas estadísticas se basan en datos de la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU (OIM) y la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), ya que las cifras verificadas aún no están disponibles. La crisis persistente exige una acción urgente y coordinada a nivel global para abordar las necesidades cruciales de los niños afectados.
La historia de los desplazamientos infantiles está intrínsecamente vinculada a décadas de conflictos armados a nivel mundial. Desde Sudán hasta Siria, pasando por Afganistán y más allá, estos desplazamientos han sido el resultado directo de guerras, luchas étnicas y tensiones geopolíticas. La creciente complejidad y persistencia de los conflictos han dejado a millones de niños en situaciones de vulnerabilidad extrema.
En muchos casos, los niños se enfrentan a desplazamientos múltiples, obligados a abandonar sus hogares una y otra vez debido a la inestabilidad constante. La Franja de Gaza, Somalia y la República Democrática del Congo son ejemplos donde estos ciclos repetitivos de desplazamiento son desafortunadamente la norma. Esta realidad impone una carga adicional a la infancia, exponiéndola a traumas continuos y privándola de una sensación de estabilidad.
El trauma generado por la violencia presenciada y la pérdida de hogar tiene consecuencias significativas en el bienestar psicológico y social de estos niños. Muchos enfrentan desafíos para acceder a la educación, servicios de salud y oportunidades para el desarrollo personal. La comunidad internacional se encuentra ante el desafío crucial de abordar no solo las necesidades inmediatas, sino también los aspectos a largo plazo de la salud mental y el desarrollo de estos niños afectados por conflictos armados.