Las bajas temperaturas y la menor ventilación en espacios interiores crean un entorno propicio para la proliferación de alérgenos, aumentando las posibilidades de brotes alérgicos, especialmente entre los niños. En este artículo, exploraremos las causas y síntomas de las alergias en otoño, así como estrategias efectivas para prevenirlas y mitigar sus efectos.
Durante el otoño, las alergias, como el asma y la rinitis alérgica, tienden a empeorar, afectando principalmente a los niños. El uso extendido de la calefacción en los hogares, combinado con una menor ventilación, crea un ambiente propicio para la proliferación de alérgenos, como ácaros del polvo y hongos, que pueden desencadenar reacciones alérgicas.
El ambiente interior durante el otoño se vuelve más propicio para la acumulación de alérgenos, como ácaros del polvo y caspa de mascotas. La humedad y el uso de calefacción contribuyen a esta situación, lo que puede aumentar hasta cinco veces la concentración de alérgenos en interiores en comparación con exteriores. Además, el inicio del año escolar aumenta la exposición de los niños a estos alérgenos.
La predisposición genética juega un papel importante en las alergias, con hijos de padres alérgicos teniendo hasta un 70% de posibilidades de heredar la condición. Sin embargo, el ambiente en el que se desenvuelve el niño también puede influir en la expresión de los genes relacionados con las alergias.
El cambio climático ha contribuido al aumento y la gravedad de las alergias, afectando los patrones de floración y polinización de las plantas. Las condiciones climáticas extremas favorecen la proliferación de alérgenos, como el polen y el moho, y pueden desencadenar ataques graves de asma en pacientes alérgicos.
-Aspirar las alfombras con frecuencia y limpiar derrames de productos inmediatamente.
-Ventilar los ambientes diariamente durante 5 a 10 minutos y moderar el uso de calefacción.
-Cambiar los filtros de calefacción y aire acondicionado regularmente para evitar la circulación de alérgenos.
-Usar protectores de almohadas y colchones, así como sábanas a prueba de ácaros.
-Lavar las sábanas al menos una vez por semana con agua caliente.
-Evitar el contacto con mascotas en la cama y mantener su higiene adecuada.
-No comer en la cama para prevenir la acumulación de ácaros y otros alérgenos.
-Dejar entrar el sol en los ambientes para reducir la humedad y eliminar alérgenos.
-Utilizar aspiradoras con filtro HEPA para capturar alérgenos del polvo.
-Evitar fumar en interiores y usar pinturas o productos químicos que puedan aumentar la sensibilidad alérgica.
El otoño presenta desafíos adicionales para quienes sufren de alergias, con un aumento en la concentración de alérgenos en interiores y cambios en los patrones de polinización debido al cambio climático.
Sin embargo, con medidas preventivas adecuadas, es posible reducir el riesgo de brotes alérgicos y mejorar la calidad de vida de quienes padecen estas condiciones.